miércoles, 13 de julio de 2011

Sainete en 4 partes. Acto 3º " El pájaro cojo y la lechucilla "

Bellos animales los Charadriiformes*, con sus plumajes brillantes e historiados. Capaces de elevarse en las alturas con un grácil batir de alas y desplegar la mas bella de las sinfonías danzantes que puedan existir sobre nuestras cabezas. Pero casi al unisono, son capaces de girar y convertirse en proyectiles temibles que ejercen el arte de la caza de forma sistemática y efectiva.
Existe un pájaro que revolotea sobre nuestras cabezas de forma más o menos intermitente, unas veces con ágil vuelo y las más a trompicones cual murciélago en vuelo diurno, que dando embestidas sin tino quiere llegar a su nido sin saber muy bien donde éste se encuentra.
Este pobre y bello animal que intenta subir a la cumbre se encuentra una y otra vez con que una lechucilla le tapa la puerta del nido, y una y otra vez se conforma con posarse en los alrededores y ver de lejos como la lechucilla se come todos los insectos que pasan por delante. Cada día esta más canijo y cada día le cuesta más remostar el vuelo, y llegará un día que pase de Charadriiformes a Charadriiformes arrastrante de forma similar a los que se escaparon del nido y a las lechucillas desplumadas más a la izquierda.
Esta fabula primaveral viene durando 30 años y aunque cambie el viento la lechucilla sigue estando en la puerta del nido y por lo que se vislumbra la Tyto alba no piensa mover una pluma fuera de la puerta. Han pasado ya varios Charadriiformes y ninguno ha sido capaz de desalojar a la lechucilla. La última intentona ha sido protagonizada por una Charadriiformes de singular y bello plumaje, que, al igual que sus antecesores ha sido incapaz de desalojar a la rapaz que ocupa el nido. Si, es verdad que se aproximo más que ninguno, pero el final ha sido el mismo. A dormir a la intemperie otros cuatro años.
De esta curiosa bandada, a la cual se le podría poner toda clase de calificativos agradables y no tanto, se escapo, o a lo mejor le abrieron la jaula un pájaro cojo que mas que cantar cocleaba, y ya sabemos lo que significa tener un cojo cocleador cerca del oido, te aturde e incomoda. Así que lo mejor es que se arrastre con las lechucillas más a la izquierda y deje en paz la bandada no sea cosa que le pique a algún otro y en vez de un cojo la bandada se convierta en una especie de ONCE política local.
En todos lo nidos cuecen garbanzos, las habas no me gustan, y en este no iba a ser menos. Broncas, amenazas, pajarillos que se creen pavos reales, grandes avestruces insultadoras, listillos indomables, oportunistas cadavéricos y como no, ambiciosos cernicalos que se creen mejores que el resto. Una completa fauna volatil que permanecen cerca del nido mientras cae algo de alpiste o al menos creen que puede caer.
El equipo gaviotil, mermado y con los escarnios de la derrota debiera preguntarse porque se quedan siempre cerca de la puerta sin ser capaces de encontrar nunca la llave, y esta vez la tenían muy, pero que muy a la mano. Da la impresión que les da miedo enfrentarse de verdad a la lechucilla. Ni aun viéndola moribunda y desplumada son capaces de entrar en batalla. Cuando tienen cerca la llave se la dan a la lechucilla y esta, lista y sagaz les cierra la puerta del nido en las narices. Genio hay en la manada, pero como que de puertas a dentro, para fuera, unos pios, pios suaves y algún medio graznido pero como para no molestar.
Es esto de la gaviota una batalla perdida y sin remedio, Faltan gatuperios con yema para hacer y decir lo que la gente quiere oir y así solo se oye el graznido de la lechucilla.
Lo de arriba podéis pensar que va con el PP, ni de coña, va con el singular y estentoreo devenir de las cosas.
Por cierto Charadriiformes es el nombre científico de la gaviota de pico corto. Despues de tantos fracasos lo de pico largo les viene muy grande.

No hay comentarios: